Comienza
el sueño
a
hostigar los párpados.
Se
enhebran las pestañas
y
un cansancio genuino
mulle
las cobijas.
Ebria
de sueño y Orfidal
se
difuminan los contornos.
El
letargo es corsario
que
a su nave me arrastra.
En
el barco de la noche navego;
hacia
la isla del alba.
©Trini
Reina/2018
De
“La aridez de la tormenta”
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