Imagen de la red
La mañana despertó huérfana de auroras,
somera flor apétala en tierra baldía;
miserable de sueños, extenuada de lozanías.
Levántate, te apremio, como Lázaro recorre el camino,
anda criatura, camina, camina.
Sólo existe esta ruta al vivir,
sin refugios ni orillas.
Paso sobre paso, día tras día,
inmutable al desaliento, insensible a la fatiga.
Calcetines de lana, botas de cuero bruñidas.
Arrastra la carga por trochas y senderos,
sin válidos extravíos prosigue la línea perpetua,
sin cotos ni refrenos.
Que no te venza la desidia,
que no triunfen los pañuelos.
Una jornada penumbrosa es el alba,
la siguiente, celestes se descuelgan los cielos;
el sol entibia la mañana, la tarde revienta en deshielos.
Quizá en el horizonte radique la meta.
Así que contumaz continua el trayecto.
© Trini Reina
16/05/2005