No te oí llegar… Cuando se hizo evidente tu presencia, comprendí la holgura del espejismo que me hizo estar ciega y sorda a tu más que posible retorno. Sin embargo, allí estaba yo, por mucho tiempo, confinada en el ensueño. Me engañaron hasta mis propios sentidos. Confié, sin vacilaciones, en que nunca tornarías. Y ahora, aquí estás de nuevo, enemigo mío. Aquí, mostrando tu malsana potestad. Invadiendo arteramente mi cuerpo y mi coraje. Poniendo freno a mi desbocada huída de ti, a las veces que te negué, a la fe que puse en lo que ahora, con decepción compruebo, fue una utopía.
Aquí estás, enemigo mío, y casi me tomas por sorpresa, a traición, fiel a tu estilo. Por unos días confieso que me sentí derrotada y te di la venia, te permití campar por mis estancias, me dejé remolcar por tu insidia; a punto estuve de entregarme a ti.
Pero hoy, enemigo mío, una fuerza intrínseca me insta a acorralarte y lidiar para vencerte. Ya alerta maquino la estrategia y erijo mis baluartes. No sé si lo conseguiré, poderoso eres, enemigo mío, pero sí te vaticino que mucho empeño y maldad tendrás que desplegar para que, dócilmente, me someta a tus designios.
©Trini Reina
31/05/2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario