In Memoriám
La pérfida yegua de la muerte
-Satán desorbitado-
cruzó la llanura de tu juventud,
-que ardía-
y en tu frente se posó para quedarse.
Las raíces de nieve
fueron a la llama asfixiando;
temblaba, negando la alternativa,
mas la espada del ímpetu se desmembró
bajo el grávido glacial del tránsito.
Y te fuiste.
Te fuiste a dolor callado,
dejando tras tus huellas
el yermo caudal de la ausencia.
Vasto imperio donde naufraga la dicha
de los que, en su memoria,
jamás cesarán de acunarte.
©Trini Reina
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