2 de noviembre de 2015

Ya viene...

Ya viene. Ahí se acerca con flores en las manos. Tal como   todos los días de mi muerte, y sin descanso.
¡Dios mío! Con la paz que esperaba al morir,
con el descanso que supuse, al fin, para mis huesos apaleados, con la serenidad que soñó alcanzar mi alma humillada:  alma de niña, de joven madre, de mujer pisada…

Mi voz, que tanto calló en vida, grita desde este rectángulo sellado; pero nadie oye el temor de mi sollozo y he de soportar su presencia, también aquí en mi muerte.

Aquí llega, y acaricia la lápida de frío mármol, y una corriente gélida traspasa mi  mortaja. Aquí llega, a lavar su conciencia. Aquí, con esas escuálidas margaritas entre sus dedos arrugados. Flores trae. Flores, y lágrimas sucias.

La libertad no me alcanza ni al otro lado.

©Trini Reina
Mayo de 2014
Imagen de la red
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