Aires de agosto.
Alcores de sol en las calles;
valles de luna en los ojos.
Las noches:
caballos leves de galopar sigiloso.
De madrugada amanece el silencio
y las estrellas desempolvan sus tronos.
Las horas caen de pereza
en un reloj remoto;
la ciudad ahorra latidos
y la gente se macera
en precarios gozos.
La vida se condensa
en un afán perezoso.
De amarillos hilvanes el paisaje,
donde agosto perece…
a pasitos cortos.
©Trini Reina
Agosto 2009
Imagen de la red
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