Desde el fondo de este silencio
que me ciñe
se desgaja un grito imperioso
que quiebra cadenas
y se hace denso
y fluye.
El duro ser que soy
se niega a vomitarlo,
lo mastica,
bajo la lengua lo contiene hasta dolerse
desde las víscera hasta el temple.
Pero el grito tiene la furia de lo que callo
y la memoria de lo que silencié.
En una náusea ensordecedora
de incoherencias y derrota,
sobre el aire
viaja
en una vorágine sin sentido
y rolando impacta
contra
las paredes que me componen.
Temblando,
sobre mí misma me cimbro
y lo apago
con la húmeda salud del llanto.
© Trini Reina/enero de 2014
obra de Edvard Munch
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.