Allá a lo lejos se
ilumina una ventana.
Nosotros, al sereno,
bajo un árbol intemporal, compartimos palabra y soledades. Olvidados del tiempo
y su premura, hilvanamos nuestras manos y nos confiamos al susurro. El aire
huele a sal y violetas y una flor de jacaranda se precipita e invade tu pelo.
Una farola derrama su círculo de azafrán, sobre dos gatos cordiales -únicos
testigos- de esta huida a lo vedado.
Allá en la lejanía
se oscurece la ventana, y tú y yo, a besos, nos encendemos.
©Trini Reina/julio 2018
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