Hay
un muro sobre los hombros
y
en la garganta siete espigas,
hay
un temor entre los ojos,
brincando
de esquina en esquina.
Hay
un millar de sueños romos
y
algún silencio que se inclina
a
babor de doce presagios
y
seis promesas incumplidas.
Hay
diez sábados generosos
y
cien horas intempestivas,
un
kilómetro de hado amargo
y
muchas cruzadas fallidas.
Hay
un suspiro rumoroso
dentro
de un torrente de espinas,
y,
aún así,
queda
en el corazón un gozo
de
nueve lunas consentidas.
©Trini Reina/Febrero 2011
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