Los
pensamientos vagan, excitando la añoranza por los gastados años o ensanchando
aún más la gratitud por lo vivido. Silentes, golpean las sienes, desbordados.
Enmarañados unos con otros nos llevan al pasado o atraen al presente y, a
menudo, se interrogan, machaconamente, sobre el devenir.
Alguien
requiere nuestra atención y nos sentimos liberados del caos de la mente.
Entonces los pensamientos se retraen y, como fieras heridas, buscan su cubil,
no sin antes, haciéndonos un guiño con ironía, certificarnos su retorno.
©Trini
Reina/24/08/2008
Obra de Auguste Rodin
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.