Grávida
la fibra que la entrama,
amplio
el bocado de su miseria.
Avanzar
con ella
es
ungirse de desierto.
Respirar
sus radiaciones;
odisea
que perturba.
Creador
de la simiente,
con
silencio,
sin
tregua,
sus
células oleosas
te
convierten en espectro de la osadía.
Lejos
de la alquimia,
sus
nudos te dejan tiritando.
Y,
aún así,
avasallado,
fluctúas
en sus mismos ángulos
y
admites,
la
regencia
de la derrota que te abarca.
©Trini
Reina/Abril 2011
Pintura de Isidre
Nonell i Monturiol
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