23 de julio de 2025

Epílogo

 

Una a una rompí, ensañándome acaso,
las hojas ligeramente sepias de aquella finada fábula.
Ante mí quedaron trizas inanimadas,
como pétalos arrancados a una rosa marfileña:
Aquel beso morosamente delineado,
con el lirio de mis labios y el ímpetu de tu boca;
aquellas caricias fieramente fugitivas,
el deseo desarbolado, la ternura inquieta;
asoleadas tardes que se escapaban de la piel,
pese a nuestro afán de eternizarlas;
eternas noches extrañándonos;
auroras tornasoladas,
días huecos de no encontrarnos o pletóricos,
en que el amor nos encadenaba con su seda.

Luego llegó el terrible epílogo y, de su mano,
el fragante olvido.
No hubo lágrimas durante la incruenta inmolación;
se habían agotado en la extraña travesía.

Una sonrisa demorada fue ese día mi compañera.

©Trini Reina
11/12/2008

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