Imagen de la red
He soñado que el reloj se paraba
y lento, como un dolor de madrugada,
comenzó a retrasar sus manecillas.
He ido desandando caminos.
He retornado a desojar margaritas.
He vuelto a sentir bajo mis pies
la dulce inquietud de conspiradora orilla.
Donde nuestros brazos se reconocieron.
Donde los labios, a besos, la sed eludían.
Donde dos corazones incendiados de pasión,
enloquecidos, tañían,
y dos almas entregadas
descubrieron la alegría
que el amor es capaz de otorgar
a los que, pacientemente, lo perseguían.
Desperté enamorada,
el corazón palpitando de dicha.
Abrí mis ojos que brillaban.
Te vi, y me sonreías.
©Trini Reina
08/04/2008
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