Apareció con el año
y escarchó mis sábanas.
Carcomió sienes y huesos
y prendió en mi piel su flama.
Tiritones, frío y sudores
y una tos perseverante y taimada,
me acompañan día y noche
con una fe descarada.
La gripe llegó,
sentada en la cima de mis uvas
y hasta los ojos de champaña
y en mi casa se encuentra tan a gusto que,
entre olas de escalofríos,
sin piedad, me bambolea en su resaca.
El termómetro es un seísmo,
entre mínimas y máximas.
Subimos ya la cuesta de enero
y ningún aire viene a llevársela.
La nieve cae en las calles
dejando su blanca estampa
y ella se asoma tras los cristales
y decide, ante tal panorama,
que sin duda, prefiere quedarse;
conmigo en la cama.
©Trini Reina
11/01/2009

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