Un viento arisco
atormenta las ramas
y los verdes del paisaje.
La lluvia amenaza
de charcos la tarde
engalanada de eneros.
Las seis van sumando
segundos y sombras
en el reloj del día:
implacable.
La soledad se despereza
-como sierpe-,
se enreda y truena,
y resuena
-tambor insolente-.
Por las islas intactas de este yo
que se anochece
y que ya, apenas,
vigor sustenta
para conmoverse.
©Trini Reina
Enero 2013
Pintura de Carl Holsoe
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