Azul te descubre mi mirada,
pueblo mío.
Azures se respiran tus
aires.
Enamorada soy de tus albas
y, del fulgor de tus
crepúsculos, amante.
Olvidado e íntimo fuiste,
aunque ahora duelas de
grande;
mas el eje donde nací
conserva,
la raíz inalterable.
Me abruman los años, pueblo
mío.
Con cinco sentidos admito
contemplarte.
Mis pasos adrede se demoran
en la placidez de tus
calles,
como si les fuese la fe y la
vida
en paladearte.
El verano te amarillea las
facciones.
Y en primavera rezuman pasiones
tus parques.
Los naranjos florecidos
aroman
los sueños de tus
habitantes.
Y en las palmeras cabriolea,
sin rienda el levante.
Ya no vuelan mis pupilas
buscando horizontes
inalcanzables,
ahora, serenas mis alas,
en tu seno anhelo quedarme,
hasta el último de mis
suspiros, pueblo mío;
cuando el exilio final me
allegue
a las fronteras de mi
sangre.
©Trini Reina/2008
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