Tú, discípulo de la luna;
yo, del sol, su pupila
adelantada.
Camarada eres de la noche
y yo, condiscípula de la
alborada.
A las sombras das la mano;
de las tinieblas reniego,
liberada.
Descreído del destino,
de la fortuna partidaria.
Impoluto tu pañuelo,
el mío, estero de lágrimas.
De rojo granito el corazón;
el mío semilla, a la ternura
afiliada.
Agnóstico por convicción;
yo, vestal de la esperanza.
Imperturbable tras el muro;
yo quijote, batiendo alas.
Adepto de los infiernos,
del paraíso campana.
Tú, empuñando fundamentos;
yo, blandiendo cábalas.
Valedor de los silencios;
del alborozo, tributaria.
Almas opuestas que se atraen
a una hoguera donde ambas,
caerán rendidas;
por una vez en concordancia.
©Trini Reina/noviembre 2008
Obra de Juan Gris